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lunes, 23 de marzo de 2015

Cayendo...


Soy nueva en esto, todavía no le engancho bien la onda. Pero acá estoy... y les cuento que algo que me gusta hacer es escribir. Generalmente, lo hago cuando me siento triste: es una manera de purgarme. O, también, cuando se me ocurren ideas para inventar historias.
Esto que sigue es algo que escribí en un momento de dolor, y quiero compartirlo con ustedes.
Saludos!


La Plata. Domingo. Mayormente nublado.

¿Cómo llegamos hasta acá?

Hastío. Cansancio. Y una nostalgia increíble. Parece que en nuestro viaje los destinos van a ser siempre los mismos.
Pesar. Y todo esto que pasa no puede resumirse en una palabra. Es bloqueo mental. Es querer escapar de la dura realidad. Es hacerse el tonto esperando por algo que nunca va a pasar. Es ese sabor agridulce de la esperanza que se frustra una vez más, que agoniza, pero que no quiere dejar de vivir. Es enojo, ante el mundo, ante mí. Es impotencia.
Es dolor por la desilusión. Es extrañar, pero ponerse una máscara (o varias). Es tocar fondo una y otra vez, sin ver la superficie, sin asirse a nada. Es caer constantemente en la negación. Es no poder hacerse cargo.

Miro tu foto y tu sonrisa me duele en el cuerpo, en los ojos, en los labios. Te siento lejos, atravesados por realidades totalmente opuestas. Los pensamientos se suceden uno atrás de otro, teñidos de color negro, empapados de lluvia acumulada.

Te tengo en la mente como una película que me gusta, que no puedo parar de mirar, pero que conozco cómo termina, sé cómo transcurre y sé que no la voy a poder cambiar, más allá de que la repita una y otra vez.

Te pienso como un imposible. Y me pregunto de nuevo, como todas las noches, como todos los días, ¿cómo llegamos hasta acá?

Te veo, porque en alguna parte mia todavía estás.
Y trato de escaparme, de salir de la trampa que me representás... Pero cada vez que quiero incorporarme, me tomás del pie, me hacés caer, me llevás a la oscuridad en donde te encontrás.

Y vuelvo al principio: me quedo reproduciendo esta película que se volvió un clásico en mi vida... Que es comedia, que es drama, que es suspenso, que se reproduce incansablemente, que me agobia, que me tiene prisionera.

Y me duele. Me duele tu recuerdo en cada rincón de mi vida. Todavía no te vas, todavía estás acá. A cada lugar que miro, en cada lugar que estoy, vos también
estás ahí, perturbándome, seduciéndome... ¿Y yo qué puedo hacer?

Vuelvo a la trampa. Y así estoy todos los días. Cansada, fastidiada en esta realidad de sentimientos encontrados, en este pasado que no quiere cerrar. En esta
herida que no pretende cicatrizar. En esta película que nos tiene de protagonistas, a vos, a mí y al olvido.


Cayendo...


Gracias por leerme. Hasta la próxima!

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