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martes, 31 de marzo de 2015

Policial rioplatense


Fiel a las convenciones del género, Alejandro Parisi compone a un singular detective uruguayo afincado en Buenos Aires.

Policial rioplatense


Miriam, la esposa del acaudalado industrial Andrés Hirsch, sospecha que su marido la engaña con otras mujeres en un departamento de Puerto Madero y contrata al detective privado Ã?lvaro Balestra para que lo investigue.

Balestra va al departamento para fotografiar a Hirsch infraganti, pero descubre que lo han asesinado. Así se inicia Con la sangre en el ojo. El thriller de Alejandro Parisi se desarrolla fiel a las convenciones del género.

Su detective es un descendiente rioplatense de la estirpe de Sam Spade y Philip Marlowe. Nació en Uruguay y en ese país pasó la primera mitad de su vida. Proviene de una familia de clase alta.

Su padre era comisario, un anticomunista fanático que dirigió "un batallón de fusilamiento" en las afueras de Durazno durante la dictadura militar, y Ã?lvaro, como policía en ese entonces, reconoce haber participado "en algunas cosas que prefería olvidar".

Por eso decidió abandonar la fuerza y se trasladó a Buenos Aires, donde vive desde hace veinticinco años.

Tiene una hija en España, una casa en el Tigre y una amante que está casada con un famoso periodista de la televisión. Maneja su propio código de ética profesional que le permite, si lo considera moralmente aceptable, compartir las ganancias de un chantajista.

Anda siempre con un chiste amargo a flor de labios, le gusta la grapa, se muestra dispuesto a proteger a los débiles y desprecia a los poderosos, en especial si residen en countries cuyo escenario representa una "fachada de felicidad encorsetada".

Su clientela femenina responde al estereotipo de mujeres "olvidadas por esposos e hijos, aferradas al alcohol, a las pastillas, a hobbies estrafalarios o a las horas extras que les dedicaban sus jardineros y personal trainers".

Para resolver el caso debe recorrer un intrincado camino de mentiras y secretos hasta llegar a la verdad. Según un ex empleado de la empresa, Hirsch le robaba plata a su socio, Juan Pablo Oleguer.

Daniela, la hermana de Andrés, una mujer con problemas de dinero y de drogas, también se agrega a la lista de sospechosos. A Balestra, que analiza todo con una mirada cínica, le despierta cierta simpatía: "Mientras los demás se robaban, se engañaban y mataban entre ellos -reflexiona-, ella se dedicaba a gastar el dinero de la familia".

Además de lo estrictamente policial, Parisi se toma tiempo para presentar al detective en otras situaciones: las visitas a su madre, que padece de Alzheimer y se halla internada en un geriátrico; la relación con su hija y con su amante; un encuentro sexual con la viuda de Hirsch; su conversación con Daniela en medio de una fiesta de disfraces que deriva en una orgía.

La novela transcurre en la época del conflicto entre la Argentina y Uruguay por las plantas de pasta de celulosa. Junto a la trama principal se intercala una trama secundaria vinculada a una serie de asesinatos de mendigos que Balestra también investiga. En ambas pesquisas lo ayuda el Rengo, un linyera al que debe hospedar en su oficina cuando éste sufre la agresión de unos misteriosos atacantes.

Con la sangre en el ojo entretiene sin sutilezas. Su autor no enreda la intriga más de lo necesario ni pone el peso fundamental de la obra en un desenlace que, en muchos policiales, casi nunca colma las expectativas y se retrasa interminablemente hasta que el interés del lector se pierde. Aquí no sobran páginas y el argumento -como aquellas películas concebidas con un actor en mente- está pensado para el lucimiento de su protagonista.

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