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sábado, 28 de marzo de 2015

Más sobre cementerios


Andando en esto, y preguntándole cosas a los más viejitos, que alguna vez trabajaron en un cementerio, uno se da cuenta de cosas que muchas veces ha pasado por alto.

Dos ex cuidadores, me dieron datos sobre un secreto antiguamente muy bien guardado en los cementerios. Se trata de una tumba sin nombre de persona, a veces solo figura "Pax", o tiene una cruz muy alargada verticalmente, y su madera horizontal pequeña.
Se la encuentra a generalmente a unos cien metros de la cruz mayor, en línea diagonal hacia la derecha de la parte trasera de la entrada al cementerio.
Solo existen en los cementerios antiguos. ya que hace muchísimos años se dejó de hacer esta práctica, y va quedando el recuerdo gracias al boca a boca de los que han trabajado en esos lugares, y a las personas que estudian los secretos de las prácticas latinas.

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Dicen los viejitos, que en esa tumba -común, o pequeño panteón-, se guardaban las reliquias sagradas de algún santo, o persona encargada de practicar ritos que contrarrestaban los efectos de algún poder diabólico.
Por supuesto, antes se creía mucho en ello. Es más, y aunque muchos se enojen por lo que digo, ese temor al más allá, era usado por inescrupulosos, para obtener poder y ganar dinero.
La persona encargada de exorcizar, o de limpiar de pecados a otro ser humano, poseía la llave de esa tumba sin nombre, y sacaba esos objetos sagrados para hacer su trabajo. Era pecado mortal para la persona que robara un objeto de ese lugar, por esa razón, nadie se atrevía ni siquiera a tocar el candado de la puerta .si era un panteón. o de la ventanita, si era solo una tumba pequeña, con un par de objetos bendecidos.

cementerio

Sí estaba permitido rezar de frente, y hasta tenía un hueco en donde quedaba el agua de lluvia, que la gente usaba para bendecir las casas una vez pasada una noche en ese lugar.

Como verán, siempre existió el temor a lo desconocido, siempre existieron fantasmas en los cementerios, siempre hubo personas -expertas o simuladores- que poseían (y poseen) el don de vivir entre esos dos mundos, y siempre quedarán aquellas historias que contaban los antiguos cuidadores de cementerios, y que asustaron a muchas generaciones.

Cuando visiten algún cementerio antiguo, pónganse de frente a la cruz mayor, y seguro que a unos cien metros, y del lado derecho, encontrarán una tumba sin nombre de persona, y con un gran candado herrumbrado que impida la entrada a las reliquias sagradas de su interior. Pero no lo toquen, que es mala suerte, salvo que recen antes de hacerlo, y limpien las malezas, o arreglen algún revoque deteriorado. Pero jamás, JAMÃ?S, intenten forzar el candado.

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