Recientes

jueves, 9 de abril de 2015

El Sindicalismo Anarquista en Argentina


El Sindicalismo Anarquista en Argentina

â??Hasta en el último rincón hay egoísmo y explotaciónâ??

 de la película "La Patagonia Rebelde" (1974)

Hacia 1886, Miguel Juárez Celman, asume la presidencia argentina. La misma, es conocida como el â??unicatoâ??, debido al control presidencial de todos los resortes de poder, complementándose los negocios públicos con los privados. Empresarios de la burguesía incursionan en la política, al mismo tiempo que funcionarios y políticos incursionan en los negocios. Se lleva a cabo una política económica liberal, que fomenta la privatización de todos los servicios públicos.
La elite tradicional (roquistas y mitristas) quedan fuera de estos negocios. Se sanciona la â??Ley de Bancos Garantidosâ??, donde se les permite a los Bancos privados, emitir moneda de curso legal, lo que incrementa descontroladamente la emisión monetaria, generando inflación.
A mediados de 1889, bajan los precios internacionales de nuestras exportaciones, al tiempo que nuestra deuda externa alcanza el 60 % de la producción nacional, anunciándose su no pago por el gobierno hacia junio de 1890. La desocupación se generaliza y se agrava notablemente la situación de los trabajadores.
En abril de 1890, se crea la â??Unión Cívicaâ?? con Leandro N. Alem y Bartolomé Mitre como sus máximos referentes, quienes protagonizarán la revolución del 26 de julio de ese mismo año, que fuera derrotada, pero que obligara a Juárez Celman a renunciar.
El sector conservador de la Unión Cívica, liderado por Mitre, negocia con Roca la asunción del vicepresidente Pellegrini. Tras este acuerdo, se produce la división de la Unión Cívica en Nacional (Mitre) y Radical (Alem), naciendo hacia 1891 el primer partido político de la Argentina moderna, la U.C.R.
Se da origen a un incipiente y lento proceso de industrialización, que no logra reemplazar en su totalidad al modelo agroexportador imperante, que se mantenía ligado a los centros de poder económico mundial.
Las condiciones estructurales de explotación obrera, dieron origen a los primeros movimientos sindicales en el país, dirigidos por extranjeros influenciados por las ideas anarquistas y socialistas europeas. Siendo el anarquismo el que mayor apoyo encontró en el trabajo industrial inicial: como la filosofía política que propone una sociedad de libertades individuales, sin autoridad o poder público, basada en la ayuda mutua y la cooperación voluntaria, apoyando su base social en los talleres artesanales y en pequeñas industrias de trabajadores calificados (panaderos, zapateros y plomeros).
Se produjeron las primeras huelgas de albañiles, panaderos, cigarreros, maquinistas y fogonistas (estos últimos fundaron el sindicato de La Fraternidad), que se desarrollaban en la semiclandestinidad, porque si bien la Constitución Nacional de 1853, reconocía el derecho a la libre asociación, no estaba garantizado el derecho a huelga, y los obreros quedaban marginados de esta garantía constitucional, siendo sus dirigentes ferozmente perseguidos si incurrían en este accionar.
El país se desarrolló en función del puerto, lo que se tradujo en graves desequilibrios internos: el desmedido crecimiento de Buenos Aires y del litoral, en detrimento del interior del país, con una estructura latifundista del campo argentino que impedía a la inmigración hacerse de la tierra, con carencia de desarrollo industrial, y con profundas desigualdades sociales.
La mayoría de los inmigrantes se dirigieron hacia los centros urbanos, constituyendo el proletariado urbano. En los comienzos del siglo XX, se fueron creando pequeños talleres de producción local, con el surgimiento de un nuevo actor social: el hijo del inmigrante, que bregaba por el ascenso social y la participación política.
Al satisfacerse rápidamente la necesidad de mayor cantidad de mano de obra por la inmigración, los sueldos y jornales comienzan a descender rápidamente, mientras aumentan las horas de trabajo.
Surge el conventillo, como solución a la necesidad de vivienda del proletariado urbano.
La cultura anarquista, se nuclea alrededor del diario â??La Protestaâ??, con centros feministas y antimilitaristas, escuelas racionalistas y actividad sindical.
El anarquismo se expresa en dos tendencias principales:
1- â??anti organizaciónâ??: preponderancia de las actividades individuales; y 
2- â??organizadoraâ??: impulsa la organización sindical para la defensa de los trabajadores conocidos como â??anarco-sindicalistasâ??, que fundarían Federación Obrera (FOA), en 1901.
Para los anarco-sindicalistas, los problemas de la clase trabajadora se resolverían con la abolición del Estado a través de la â??huelga revolucionariaâ??, que impulsaron con resultados adversos en 1902 y 1910.
La FOA luego es rebautizada FORA (Federación Obrera Regional Argentina). El 29 de junio de 1890 se crea la primera organización gremial de alcance nacional, con federaciones en Mendoza y Santa Fe, reclamando jornadas de 8 horas de trabajo.
La Federación de Trabajadores se declara socialista, atrayendo el enfrentamiento de los anarquistas, dentro de una situación generalizada de convulsión social y política.
En 1893 se produce el levantamiento revolucionario llevado adelante por la U.C.R. liderada por Leandro N. Alem ; Lisandro de la Torre (en Rosario) y Marcelo T. de Alvear e Hipólito Yrigoyen (en la Provincia de Buenos Aires), cuyo fracaso agudizó la represión política y sindical.
Recién el 25 de mayo de 1901 se logra la unidad en la FOA, mayoritariamente conformada por anarco-sindicalistas y minoritariamente por socialistas.
En el segundo congreso de la F.O.A en 1902 los socialistas del partido fundado por Juan B Justo se retiran de la reunión junto a otros gremios, creando la Unión General de Trabajadores (U.G.T), que perseguían la redefinición del uso de la huelga como medio de lucha: ésta sería eficaz si contaba con una organización previa que descarte los fines violentos y de revuelta, que sólo contribuyen a debilitar a la organización obrera y justificar el accionar capitalista.
Los tiempos consecutivos se definirán por el enfrentamiento interno entre socialistas y anarquistas, buscando el manejo político de la representación sindical. En 1904, el socialista Alfredo Palacios fue electo diputado, comprometiéndose a la transformación de la clase obrera a través de su actividad legislativa.
La revolución organizada por la U.C.R. de 1905 de la mano de Hipólito Yrigoyen, para el levantamiento contra el P.A.N. (Partido Autonomista Nacional) durante la presidencia de Manuel Quintana, trajo aparejada la nueva instalación del estado de sitio, siendo el movimiento obrero uno de los mayores destinatarios de la represión oficial.
El radicalismo era proscripto mientras el Partido Socialista convalidaba presentarse a elecciones.
Se producen dentro del Parido Socialista diferentes posturas reformistas que provocan el nacimiento de la corriente llamada â??sindicalismo revolucionarioâ?? que se concentraría en la U.G.T. (Unión General de Trabajadores), reivindicando nuevamente la lucha de clases, los métodos de acción directa, la huelga general, y proclamando la unidad del movimiento obrero mediante un pacto de solidaridad entre la U.G.T. y la F.O.R.A.
Esta corriente protagonizará junto a los anarquistas, la huelga de inquilinos de 1907, la Semana Roja en 1909 y las huelgas del Centenario en 1910.
Ya en ese entonces, la simpatía de los inicios del sindicalismo argentino por el anarquismo, se reemplaza por el predominio de los idearios llamados â??sindicalistasâ??, al estar la C.O.R.A. (Confederación Obrera Regional Argentina) mayoritariamente conformada por organizaciones de la U.G.T. con predominio â??sindicalista revolucionarioâ??.
Recién en 1914, la C.O.R.A. entra a F.O.R.A., en un intento de la corriente sindicalista revolucionaria de desbaratar a la organización anarquista desde adentro.
En 1916 asume la presidencia argentina, Hipólito Yrigoyen, como consecuencia de la apertura lograda a partir de la Ley Sáenz Peña de 1912 y de la consagración del sufragio universal y los derechos políticos de la ciudadanía masculina.
En el marco internacional, se producía la Revolución Rusa (1917) y con ella la creación del primer estado comunista.
Durante el gobierno de Yrigoyen, dos hechos sangrientos marcarán la historia del movimiento obrero y comenzarán a delinear la inoperancia de la F.O.R.A. para contener y resolver los conflictos sindicales :
a- la semana trágica: en enero de 1919, a raíz de la muerte de un policía en el marco de una huelga en los Talleres Metalúrgicos Vasena, se responde con el asesinato de 4 huelguistas. La F.O.R.A. declara huelga general. El conflicto escala en violencia hasta llegar a una situación de represión generalizada con el surgimiento de fuerzas parapoliciales que convirtieron a los barrios obreros en zona de guerra durante una semana. Se ha estimado en 800 los trabajadores muertos y más de 50.000 los detenidos; y
b- el sindicalismo patagónico: a partir de 1918 las dos F.O.R.A. comienzan a trabajar en organizar sindicalmente a los trabajadores rurales del sur del país. La F.O.R.A. había organizado en Río Gallegos (Santa Cruz) la Sociedad Obrera de Río Gallegos dirigida por Antonio Soto, conocido como â??el Gallego Sotoâ??. En 1920 las peticiones de los sindicalistas se concentraban en la mejora de las condiciones laborales y mejores salarios. Luego de firmar un convenio, el mismo no es respetado por la patronal. Los peones comienzan una huelga. El gobierno nacional envía al ejército al mando del Teniente Coronel Benigno Varela, en defensa de â??la propiedad privadaâ??, que según los dueños de las estancias corría el peligro de ser â??expropiadaâ?? por los sindicalistas. El ejército terminó fusilando alrededor de 1500 trabajadores rurales. En 1923 un obrero anarquista, Kart Wilckens asesina al Teniente Coronel Varela con una bomba y varios balazos, vengando la masacre.
Ya hacia 1926 existían entonces, tres entidades sindicales: la Central Obrera Argentina (socialista), la Federación Obrera Regional Argentina (anarquista), y la Unión Sindical Argentina (sindicalista). Dentro de la U.S.A. la corriente comunista participa activamente pero también se insertan en la C.O.A.
En 1928 se acrecienta la necesidad de la unidad de todas las centrales obreras en una sola, promovida por la conducción de la U.S.A, y lográndose dos años después.
En 1929 el comunismo argentino (siguiendo los lineamientos de la Internacional Comunista Soviética) cambia drásticamente su política de unidad y propugna lo que se conoció como el período â??clase contra claseâ??, impulsando organizaciones sindicales clasistas y organizándose en el Comité de Unidad Sindical Clasista (C.U.S.C.).
Finalmente, en septiembre de 1930, casi coincidiendo con el golpe de Estado que iba a dar fin al gobierno de Yrigoyen, que daría comienzo a lo que dio en llamarse la â??década infameâ??, se constituye el comité que debe convocar al Congreso Constituyente de la CGT. Se tardará seis años más en concretarlo.
Una película argentina realizada en 1974, dirigida por Héctor Olivera y protagonizada por Héctor Alterio, Luis Brandoni, Federico Luppi y Pepe Soriano; que fuera escrita por Olivera, Fernando Ayala y Osvaldo Bayer, basada en el libro de Bayer â??Los vengadores de la Patagonia trágicaâ??, relata muy bien los hechos del la masacre realizada por el Teniente Coronel Varela en la Patagonia y el sindicalismo anarquista del año 1921, bajo el título â??La Patagonia Rebeldeâ??:




Allí, se adiciona a lo analizado en cuanto al sindicalismo anarquista: a- la función de la Asociación de Trabajadores Libres (también denominados â??los carnerosâ??), que no estaba fundamentada precisamente en la libertad respecto al poder patronal, sino en la no pertenencia a ninguna asociación sindical; siendo utilizados para los reemplazos de los obreros ausentes en la ejecución de las huelgas; y
b- la utilización del â??boicotâ?? a la patronal (como método alternativo de lucha), consistente en el sabotaje de las tareas rurales y hoteleras de la zona patagónica, persecución y toma de rehenes de los patrones estancieros, secuestro devíveres y bienes, que en algunos casos terminaron transformándose en hechosclaramente delictivos.

Cada vez que el movimiento sindical negocia sus idearioscolectivos por intereses políticos; cada vez que la justicia laboral prostituyelos derechos laborales conseguidos permitiendo el reclamo de situaciones de unabsurdo jurídico en post de un excesivo proteccionismo para el trabajador; cadavez que se reclaman indemnizaciones inmorales en su mayoría inventadas yfundamentadas en relaciones jurídicas inexistentes; cada vez que se provocan accidentes laborales a fin de fomentar la industria del juicio; etc, se pisotea la sangre deaquellos que dieron su vida por esos derechos.
Es por ello, que hago mía la última frase del dirigente â??GallegoSotoâ?? en la película:
â??Si es para pelear me quedo,â?¦ pero los compañeros no quierenpelearâ?¦, yo sí, yo seguiré luchandoâ??

Yo seguiré luchando por las ideas y por el respeto de los derechos, no sólo del trabajador, sino también del empleador. Pero no estoy dispuesta aluchar por los intereses políticos de algunos representantes sindicales que bastardean el ideario obrero en beneficio de unos pocos. Yo seguiré luchando, para que tantas vidas, tanta sangre derramada, tanto conflicto a lo largo de la historia sindical argentina, tenga finalmente algún sentido.

Relacionados

0 comentarios

No hay comentarios. ¡Sé el primero!

Publicar un comentario