Ha dedicado 50 años a la tonelería, un oficio ancestral en Jerez que ha contribuido a que los caldos de la ciudad sean conocidos y reconocidos en todo el mundo. Han sido cinco décadas reparando artesanalmente las botas de vino de las grandes bodegas jerezanas, una labor esencial que permite que la madera desarrolle la solera que después se transmite en forma de sabor y aroma al caldo. Julio, ya jubilado, es uno de los últimos maestros toneleros que quedan.
link: https://www.youtube.com/watch?v=awu_vZWIdIs
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