Aclaración: Este resumen en Documento Word lleva 6 páginas, Fuente: Arial, Tamaño: 12
En una pequeña sinapsis de esta novela, podemos decir que el relato es en primera persona y del mismo se encarga Juan Brum (protagonista), un joven apasionado por las historietas que, por la curiosidad infantil que siente al ir a visitar una editorial donde se hacen las propias historietas, terminará adentrándose en ese mundo que hay desde la primer letra del guión en un cómic hasta la impresión final del producto, no sin antes pasar por la difícil tarea de ser un â??buscador de finalesâ??.
La novela empieza con Juan Brum contando un relato de hace mucho tiempo, cuando las historietas todavía costaban 50 centavos y estaban impresas en un papel de mala calidad y eran en blanco y negro. Leía las historietas y luego las guardaba en un cajón de manzanas. Cuenta que su personaje de historieta favorito es Cormack, detective empeñado en luchar contra vampiros, espectros y monstruos de la mitología.
Juan, después del colegio jugaba a imitar los dibujos de esa historieta pero se daba cuenta de que no le salían completamente igual, sus dibujos carecían de nitidez, fuerza y vida; entonces, un dia sin decirle a la mamá donde iba, fue a la Editorial Libra donde había mucho movimiento en el hall, luego ingresa al ascensor y pregunta al ascensorista por el dibujante de Cormack, a lo cual le responde que se encuentra en el 7º piso. Al llegar describe una gran sala llena de dibujantes (la editorial no solo publicaba historietas sino también revistas de crucigrama, deportes, ajedrez, etc.). Una señora en la entrada, que parecía ser una especie de secretaria, es a quien Juan pregunta por el dibujante de Cormack, argumentando que quiere ser dibujante. La señora responde que todos los que estaban en la sala en ese momento dibujan a Cormack y los demás protagonistas de historietas. A punto de marcharse, Brum saca su capítulo favorito de la historieta, en la que Cormack se enfrenta a â??La Gorgonaâ?? la que pareciera ser una arpía que mata a sus oponentes con solo mirarlos. La secretaria agarra la revista, levanta sus manos y grita a modo de pregunta â??¿Quién dibujó a la Gorgona?â?? y una mano a lo lejos se levanta, pero sin levantar la vista de ese dibujante.
Luego de hablar un tiempo de ese capítulo ambos se presentan: Juan Brum y el dibujante contesta Laurenz. Juan le confiesa que quiere ser dibujante pero Laurenz le dice que antes de llegar a eso tiene que ser Letrista (los que escriben las letras de las historietas), e incluso antes de Letrista debe ser Cadete (le explica que os cadetes son los que llevan los guiones a los letristas, y de allí levan las paginas dibujadas hasta el taller de impresión, es decir, están en constante movimiento y viendo y conociendo personas frecuentemente) y para que Juan no se desanime le dice que, hasta puede llegar a ser un â??Buscador de finalesâ??, la inquietud del narrador iba a preguntar que era eso, cuando la secretaria apuró a Laurenz con el trabajo y Brum no tuvo otra cosa que marcharse.
El joven entonces decidió presentarse como candidato a Cadete. El señor Greve, supervisor del trabajo de los cadetes, le tendió un uniforme y le dijo que iba a estar â??a pruebaâ??. Durante mas de un mes Brum trabajó sin salir del edificio y cuenta que era un trabajo agotador, subiendo y bajando escaleras, a parte de que el uniforme le quedaba grande y no tenían un talle ajustado a su cuerpo. Conoció a los dibujantes, guionistas, escritores que trabajaban en distintos pisos del edificio. Cuenta que los dibujantes y los letristas vivían ansiosos porque el chico trajera material de un tal Señor Sanders y que se deprimían cuando les decía que no tenia (por supuesto, ni siquiera lo conocía) y ellos le recriminaban injustamente â??¿como voy a terminar esta historieta entonces?â?? y cosas así. Luego de unos días el señor Greve le dijo que ya no estaría mas a prueba y que tendría un trabajo importante de ahora en mas, iba a tener que ir a buscar material de la casa de Sanders. Luego de explicarle como llegar el narrador cuenta que vivía cerca de la estación del ferrocarril, al llegar a destino, toca la puerta y esta se abre pero solo un poco, una voz sin dejarse ver el rostro pregunta quien es y Juan le dice que es un cadete de la editorial. Sanders pregunta que había pasado con el anterior, Juan no sabía, entrega el sobre que le había dado Greve y a cambio recibe una caja del misterioso hombre (la cual parecía estar vacía).
Las visitas a la casa de Sanders se hacían mas frecuente para Brum y un dia preguntó a Greve quien iba antes de él a lo de Sanders. Un tal Maldani fue la respuesta y le dijo que estaba de vacaciones pero el ascensorista que estaba cerca escuchó y luego le dijo a Juan que no estaba de vacaciones sino que estaba accidentado porque había sido â??Interceptadoâ?? cuando cruzaba el puente del ferrocarril (el mismo que debía pasar Juan ahora).
Cuenta que cuando llegaba a la editorial con las cajas de Sanders (una por vez) a los guionistas y dibujantes les brillaba la cara de emoción, como si trajera un tesoro en sus manos (para ellos, esa caja era asi). Juan preguntó a Laurenz quien era Sanders y le contesta que es un â??buscador de finalesâ??
Le explicó que los guionistas y escritores, cuando están escribiendo parte de las historietas, muchas veces se quedan â??tildadosâ?? a la hora de escribir lo más importante, el final. Inclusive Laurenz le dice que â??hasta hay un cartel en el octavo piso hablando de esoâ??, tiempo después Juan sube y ve escrito EL FINAL, AMIGO, ¿LO VES? ES LO QUE VIENE DESPUES DEL HABIA UNA VEZ.
Luego de la quinta o sexta vez que fue a la casa de Sanders, la curiosidad invadió a Juan y miró que había dentro de la caja y encontró: una pluma de paloma, un reloj de bolsillo, una página de diccionario, un boleto de tren, un paraguas roto y un grillo muerto; es decir, nada de lo que él se hubiese imaginado encontrar. Cuenta que leia los guiones que le mandaban a Sanders y luego estudiaba cual era la respuesta, en forma de objeto, del señor. Y asi fue que cuenta que en una de esas historias el detective Cormack recibe como regalo una hiedra muy venenosa del Dr. Zack (especialista en plantas venenosas) y Cormack va a su casa pero salta el muro que esta del lado trasero y allí se detenia la historia. Juan esperaba que Sanders enviara para ese guion una rama de espinas, la hoja de una plantaâ?¦ la respuesta del hombre fue un puñado de sal (nada lógico a primera vista).
Luego de unas semanas Juan compra esa historieta y relata que cuando Cormack entra a la casa lo ataca una especie de cuerpo humano pero lleno de plantas, hojas y demás elementos vegetales, una espina corta al detective y su sangre empieza a herir al espectro (por llamarlo de alguna forma) hasta desintegrarse en un monton de tallos y hojas, sin una persona de por medio. Juan se pregunta que todo eso se escribió a partir de la sal y luego consulta a su madre, que era jardinera, y le contesta que la sal arruina la tierra, si echas sal en una pequeña parcela de tierra, nada crecerá en ese lugar. Dias después Juan es interceptado, lo que quiere decir, que le robaron la caja de Sanders.
Por el temor al regaño y a no poder ir mas en busca de esos â??finalesâ?? a la casa de Sanders, Juan llega a su casa, agarra una caja y empieza a buscar cosas que le puedan transmitir el arte de contar finales de historias, claro que no era cosa sencilla, a tal punto que nada encontró que lo convenciera de meterla en la caja.
La madre de Juan trabaja en â??El Palacio de los Botonesâ??, lugar donde se encontraban botones de todo tipo, forma y color. Sus dueños eran el Sr. Carey y su esposa Haydée. Juan fue allí a buscar algo que le diga que podía ser un final, le explicó a Carey el problema, éste lo mandó al fondo donde guardaban objetos ya olvidados y entre tantas cosas encontró un botón dorado y chato que le gustó. En la editorial nadie lo regañó, aparentemente, nadie se había percatado que fue interceptado y que el botón no era lo que Sanders había mandado para la historia (Montana, famoso Cowboy, es acorralado en un hotel del lejano oeste por sus enemigos, cuando llega un botones y le dice que no es Montana el que ha caído en la trampa sino los malhechores, la costumbre del hotel es invitar a Cowboys conocidos hasta que lleguen los delincuentes para robarle.. tiempo después todos en el hotel sacan armas y reducen a los delincuentes).
Nadie se había dado cuenta y hasta Juan se sintió bien porque creyó que fue un buen final gracias al botón dorado que había puesto en la caja. La siguiente vez que fue a lo de Sanders espero que la puerta se abra y que recibiera la caja pero, esta vez, la mano del hombre lo tiró con fuerza hacia adentro. Sanders se había percatado que el final de la historieta (porque lo compró) no era el mismo que él había pensado, lo cual hizo reclamarle al joven una explicación, Juan le dijo que había sido interceptado y que no lo confesó en la editorial por miedo a quedar como cadete interno y tener que trabajar siempre en el edificio sin poder salir. Sanders le dijo que otros cadetes lo intentaron cuando fueron interceptados pero los descubrieron, pero reconoció que Juan tenia algo de intuición para estas cosas (ya que nadie se dio cuenta en la editorial) y lo citó para un Jueves a la noche para ser su asistente. Los finales siempre se buscan de noche, expresó Sanders.
El Jueves en cuestión Juan se presentó en la casa de Sanders y en vez de entrar vio salir al señor, diciéndole que se van a buscar finales, cosa que no hace en su casa. Caminaron unas diez, doce cuadras bajo la lluvia de esa noche y llegaron a un edificio donde se leia â??Oficina de Objetos Perdidosâ??. Sanders le comentó que pertenecía al Gobierno de la ciudad pero hace un tiempo estaba abandonado y ahora él tenía las llaves (allí iban a parar las cosas que se perdían, que no tenían dueño y si nadie preguntaba por ellas, allí quedaban). Tenian que encontrar dos finales, una para una historia de amor y otra para un naufragio; para el primero puso un disco de pasta y para el naufragio una lata oxidada de té.
La visita al edificio se hacían mas frecuentes. Llegó el invierno y Sanders enfermo, justo en la época en que se junta mucho material para buscar finales. Juan fue solo y como finales puso una guía vieja de la ciudad, un guante negro y una taza de porcelana. Tiempo después salieron las historietas y Sanders felicitó a Juan, en cierta forma, aceptándolo como un buscador de finales.
Juan cuenta que, conforme pasaron los días, a él solo le encargaban ir a la casa de Sanders y los trabajos en la editorial formaban parte del pasado. Un dia Sanders le cuenta sobre los â??Interceptadoresâ??, le comenta a su asistente que pertenecen a la Agencia Ã?ltimas Ideas, los â??competidoresâ?? de la editorial Libra (mas, exactamente de Sanders) en el trabajo de buscar finales, solo que esa agencia busca finales para historietas, novelas, películas, etc.
Brum pregunta a Sanders si él solo busca finales para los trabajos de la editorial pero el viejo le responde que también trabaja para los encargos de Marcos Salerno, el escritor más famoso de la ciudad, una vez por año Sanders pasa por su oficina, Salerno le entrega el material y Sanders se encarga de buscar un final, cosa que hicieron por muchos años pero desde hace un tiempo Salerno no ha presentado trabajos formalmente.
El jefe de cadetes de la editorial, le encarga un dia a Juan que lleve una encomienda al centro de la ciudad. Cuando llega a la dirección que le había indicado y en el tercer piso de ese edificio se podía leer un cartel â??Agencia Ultimas Ideasâ??. Cuando Juan dijo que venia de la editorial Libra lo hicieron pasar y una vez adentro Juan le entrego la caja a la secretaria, la cual tiro la caja por la ventana y se presento; Paciencia Bonet. Juan se había sorprendido, no solo por haber tirado la caja sin tener en cuenta a las personas que caminaban por la calle en ese momento sino porque la secretaria sabia su nombre. Paciencia le informo que quería que trabaje para ella, pero Juan le dijo que ya tenia trabajo. Paciencia, para seducirlo, le dice que en la editorial cobra muy poco y que Sanders no le está pagando nada; cosa que a Juan pareció no importarle mucho. Despues de que hablaran un tiempo Paciencia acompañó a la puerta a Juan y le dijo que piense en su propuesta, no importaba si no contestaba en ese momento pero si tardaba demasiado iba a considerar que su respuesta era negativa e iba a pensar en demoler la Oficina de Objetos Perdidos de Sanders, argumentando que ella tiene contactos con los â??poderososâ??.
Juan decidió no decirle nada a Sanders de lo que había ocurrido en la Agencia, ya que estaba muy entusiasmado como asistente. El primer dia de invierno van a visitar a Marcos Salerno. En el camino a la oficia de Salerno, Sanders le cuenta a su â??aprendizâ?? que Salerno siempre le encarga un final por año pero este no es uno mas de sus trabajos, ya que hace dos años no presenta material y los lectores esperan con mucha ansiedad el nuevo trabajo del escritor. Llegaron al edificio donde en un viejo comedor se encontraba Salerno, muy abrigado. Salerno estaba al tanto de que la Oficina de Sanders podía ser demolida pero el viejo no le dio mucha importancia, indicando que todos los años amenazan con hacerlo. Cuando el escritor le entrega el borrador a Sanders también le dice que le entregó una copia a la Agencia por si el rumor pasaba al hecho y Paciencia terminaba demoliendo el â??lugar de trabajoâ?? de Sanders. El viejo se queda perplejo al escuchar a Salerno, el escritor le dice que tienen (por Sanders y Juan) una semana para presentar un final, a lo que Sanders contesta que â??será el mejor finalâ??.
Al dia siguiente, cuando partieron a la Oficina de Objetos Perdidos se encontraron con topadoras y demás maquinaria en cuanto a demoliciones, de la Oficina solo quedaban escombros. Juan se echó la culpa de todo lo que sucedió y le confeso a Sanders de la â??amenazaâ?? de Paciencia para él pero el viejo no lo regaña y para consolarlo, le dice que lo hubieran hecho de todas formas. Cuando llegaron a la casa de Sanders, el viejo le dice que no queda otra alternativa que buscar ayuda para el asunto, busca en su biblioteca un libro, saca de él una foto donde se puede leer: Mister Chan Chan, adivinador de finales (su verdadero nombre era Julio César Molinari). Era un viejo amigo y enemigo a la vez de Sanders, vive en Finlandia Sur, a 500 km. de la ciudad donde ellos se encontraban. Sanders también le informó a Juan que el no podía ir, hace 25 años que todo lo que tenga que ver con â??finalesâ?? esta prohibido en Finlandia Sur (y Sanders es nada menos que un buscador de finales) por lo que Juan debía viajar solo en tren. Le entrego el material de Salerno y una postal que le había mandado Julio donde decía â??Hotel Las Nubesâ?? aunque Sanders no sabia si el lugar seguía existiendo, confiaba en que en ese edificio estaría hospedado Mister Chan Chan.
El dia que tuvo que viajar Juan la madre le preparó un bolso como si fuera que se iba a vivir allá, claro que Juan redujo bastante la valija que llevaba, cuando partió el tren empezó a leer el relato de Salerno (Sanders no lo había ido a despedir).
El señor Voss vivía en una casa entre dos edificios. La puntualidad en el trabajo era lo que lo â??identificabaâ?? ante sus colegas. Vivía solo, no tenia esposa ni mucho menos hijos. Una tarde de invierno, luego de salir del trabajo, se disponía a tomar una taza de té mientras leería una biografía de Napoleón cuando golpearon su puerta. Nunca esperaba visitas asique era mas que raro. Sin ningún tipo de precaución abrió la puerta y entre la oscuridad, iluminado por el farol de la calle, se veía a un hombre que parecía un guerrero con una armadura. Voss, al creer que el señor era un linyera, dejó escapar un â??los pordioseros recurren cada vez más a trajes mas extravagantesâ??. Le tiró una moneda, a lo que el hombre respondió â??El nombre, el nombreâ?? - ¿Qué nombre? â?? â??El nombre de la ciudadâ?? â?? El señor Voss creyó que estaba hablando con un loco y entró a su casa.
Empezó a pensar entre lo que había visto y lo que podía ser la respuesta a la pregunta de aquel hombre, estaba entre todo esto cuando volvieron a golpear la puerta. Esta vez tomó la precaución de espiar por la perilla y era otro guerrero pero mas mal trecho que el anterior. Ante el miedo que ya sentía el señor Voss gritó â??¡Vulcandria!â?? pero el guerrero respondió â??ese nombre no, el otro, el secreto.. el que enciende el volcánâ??. El señor Voss, entre confusión y malentendido, empezó a buscar entre cuadernos y hojas, la palabra que querían escuchar esos â??guerrerosâ?? pero nada encontró. Se puso su pijama y se mandó a la cama sin cenar por todo lo ocurrido. Pero volvieron a oírse golpes en la puerta.
Allí se interrumpía el relato de Salerno.
Brum llegó a Finlandia Sur. Se dirigió hacia el hotel â??Las Nubesâ??, la única pista que tenia para ir a dar con el paradero de Mister Chan Chan. En el hall del hotel le atendió una señora a la cual preguntó si tenia cuarto libre, a la que irónicamente respondió â??el que tiene cuartos, los tiene libresâ??. La mujer, mientras Juan llenaba una especie de formulario con sus datos, le preguntó si venia a estudiar o cosas asi. Cuando le respondió que venia a buscar a â??Mister Chan Chanâ?? se le borró la sonrisa de la cara y miró para ambos lados antes de seguir la conversación, como si Chan Chan estuviera por aparecer. Estaban conversando cuando una voz joven y femenina se hizo escuchar detrás de Brum. Juan contó que lo buscaba por su fama de â??buscador de finalesâ??, cosa que a la chica no la entretuvo ya que parecía que hubiese escuchado de miles de viajantes que se quedaban en el hotel. Tiempo después se marchó. Juan le preguntó a la recepcionista si ella conoce a Mister Chan Chan. Ella le responde â??claro que la conoce, es su hija Alejandra y yo soy la hermana mayor de Julio, Maria Elena Molinariâ??.
A la mañana siguiente, Alejandra conversa con Juan y le comenta que ella también vino a ver a Mister Chan Chan, es decir su padre, que se había ido de su casa cuando ella tenía 6 años (en el presente estaba pronto a cumplir 16). Ella sacó un sobre que tenía de su padre, de hace tiempo, y lo destrozó , cuando Juan quiso ver que tenía el sobre ella se puso furiosa y le gritó que se vaya de la ciudad â??ahora mismoâ?? y que no tenía nada que ver con Mister Chan Chan. Juan agarró un pedazo de papel en el que se leia â??se acabó de imprimir a los cinco días del mes de Diciembreâ??.
Juan decidió pasear un poco por Finlandia Sur y se encontró con que â??la maníaâ?? de dejar los libros sin finales ya había llegado a todos lados. Las personas andaban con bufandas, guantes y gorros que no se habían terminado de tejer; en las plazas las estatuas no tenían cabeza o algún otra parte del cuerpo; un caballero montaba algo que parecía ser un caballo porque solo se notaba la cabeza del animal, etc. Luego Juan ingresa a un café, pide algo para tomar y en la espera ve detrás del vidrio a un mendigo que le señala su bolsillo, como si en vez de pedir le estuviera ofreciendo algo pero cuando el camarero se acerca a Juan el mendigo se marcha. Brum le pregunta al camarero que quería ese mendigo y le responde que es un â??traficante de finalesâ?? y que si lo dejan pasar, la policía les cierra el local.
0 comentarios
Publicar un comentario