Hoy 2 de abril, que sin dudas es un día para recordar, un día para la memoria, quiero compartir con ustedes un poema escrito por Jorge Luis Borges en 1985.
Se que muchos lo pasarán por alto y no leerán ni dos renglones, les pido que hagan un esfuerzo y lo lean con suma atención. Es un relato exquisito, fantástico.
En el lapso del 2 de abril y el 10 de junio del 82, el director del diario La Nación le pidió a Borges un relato sobre el conflicto, un relato que se publicaría en la portada de la sección Cultura y que después, en 1985, también iba a aparecer en el último libro de Borges.
Este cuento que en realidad es un poema en prosa, habla de la guerra de las Malvinas. El poema se llama "Juan López y John Ward", Juan López es un chico argentino al que le tocó ir a la guerra; John Ward es un jóven inglés que también fue a las Malvinas.
El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los catógrafos, auspiciaba las guerras.
López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote.
El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte.
Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.
Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen.
El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.
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